Vamos a transformar a Michoacán y lo haremos de la mejor manera posible: con el apoyo del pueblo. El camino andado ha sido largo y lleno de desventuras: soportamos invasiones e injerencias extranjeras, dominio hegemónico de un partido político, pero también clamores por la igualdad y la democracia, movimientos sociales, Independencia, Revolución y Reforma, resistencias y supervivencias que han costado sangre, dolor y pérdidas.
Pese a las adversidades, no claudicamos en la lucha y estamos aquí de pie. Somos el reflejo de una nación, un estado que está construyendo su destino, junto a las mayorías en todo el territorio nacional: somos la continuidad de aquella princesa purépecha que defendió hasta el final a su pueblo, a lo suyo, somos Eréndira. Hoy estamos haciendo historia, porque como pueblo, estamos llamados a escribirla.
Estamos sentando las bases para transitar hacia la Cuarta República. La transformación de México ya está en marcha. En las tres anteriores Michoacán fue punta de lanza y ahora, más que nunca, también está llamado a serlo. Se lo debemos a los que nos antecedieron y a las generaciones venideras.
Tenemos un profundo compromiso con el Proyecto Alternativo de Nación, participamos en su fundación y continuaremos construyendo su futuro. Presenciamos cómo surgió del contacto directo del
Presidente de la República con la gente, en sus múltiples visitas a lo largo y ancho del país, de su
profundo estudio de la historia nacional, concretamente de la recuperación de la experiencia que
dan las históricas luchas populares y de las necesidades actuales de las clases más desfavorecidas; lo
que se enriqueció con aportaciones de todos los sectores. El Plan de Desarrollo Integral del Estado
de Michoacán tiene como guía la misma fórmula, pero adaptada a las características y circunstancias
históricas de la entidad.
os foros de consulta realizados al inicio de este gobierno, alineados a los ejes principales del Proyecto Alternativo de Nación, son los cimientos que sostienen y dieron figura a este plan sexenal en
Michoacán, que, al igual que el nacional, tiene como única misión poner al centro de la discusión la
transformación, con prioridad en las necesidades más sentidas de las mayorías, incluyendo a todos
los sectores y todas las clases sociales, destacando que, por el bien de todos, primero los
pobres .
El producto final surgido de los ejercicios de consulta no es otra cosa que cumplir el precepto de
mandar obedeciendo. Es un documento que emerge de la reflexión, del análisis, del debate, de la
conjunción de amplios sectores, de escucharlos, recabar sus principales demandas e inquietudes
más apremiantes, incluso sus anhelos.
El Plan Estatal de Desarrollo sintetiza las voces de todos los michoacanos y sistematiza un valioso
esfuerzo para identificar y proponer solución a las demandas y planteamientos de la sociedad. Desde
su integración misma, representa un ejercicio de participación ciudadana en la planeación de la
gestión gubernamental.
Es un hecho que para saber a dónde vamos es necesario saber de dónde venimos. No es un secreto
que encontramos a Michoacán en una profunda crisis política, social, financiera y ambiental. Una
crisis de ingobernabilidad, exacerbada por un aumento en la violencia e inseguridad y graves conflictos sociales con sectores como el magisterial; más de 100 días de bloqueos en las vías del tren; una
deuda gubernamental multimillonaria y un marcado deterioro ambiental.
Esta lacerante realidad no surgió de la nada, tiene su origen en una clase gobernante que, enquistada
en el poder, en la historia reciente de Michoacán ignoró al pueblo y consideró a la gente solo como
un número, una estadística, útil solo en tiempo electoral; es decir un gobierno de arriba hacia abajo.
En contraste, para nosotros lo más importante es la gente, por lo que trabajamos en sentido inverso,
de abajo hacia arriba y así es como se ha construido este plan, colocando en el centro a las personas.
Tenemos un territorio rico, líder nacional en valor de la producción agrícola, pero casi la mitad de la
población es pobre; sin embargo, la mayor riqueza de Michoacán es su gente, que se suma a la abundancia de recursos naturales y culturales, historia y tradiciones.
Contra el saqueo al erario público, el abuso del poder, la corrupción, la impunidad y la insensibilidad
hacia la gente, hoy se instituye un proyecto esperanzador, fincado en los valores de la Cuarta Transformación: honestidad, transparencia, legalidad, inclusión, apertura, cercanía y respeto a los derechos humanos.
Sabemos que los pueblos son parte sustancial de todo cambio, su empoderamiento no pasa sólo
por las vías de toma del poder o por los mecanismos de ejecución; nace como ahora, cuando se
involucra en la toma de decisiones y el diseño de políticas públicas impulsadas y generadas del análisis y la reflexión colectiva.
Con el apoyo de las y los michoacanos cumpliremos con la meta común de reconstruir Michoacán,
aportar lo que nos corresponde para lograr restaurar la República, regenerar el tejido social, recuperar la paz y la tranquilidad, para que todos podamos vivir en armonía.
Llegar hasta aquí no ha sido fácil. Miles de hombres y mujeres tuvieron que levantar sus voces, manifestarse, pelear e incluso morir y muchos acontecimientos tuvieron que conjugarse para que hoy
México y Michoacán tengan esperanza; para que tengamos la certeza de que el estancamiento, el
deterioro, la desigualdad, la impunidad y la corrupción no son el único destino, sino que otro futuro
es posible.
Son tiempos de arrojo. Es el momento de que entre todos cambiemos el rumbo y escribamos las
páginas de la historia presente de Michoacán.